lunes, 6 de enero de 2014

Mentiras.

Todos sabemos que es mucho más fácil mentir que escupir una verdad dolorosa. Más fácil para el que miente, claro. Pero, ¿qué pasa con la otra persona? Cuando ella sabe que mientes y, aún así, decide seguirte el juego, intentar creer lo que dices. Entonces duele mucho más esa mentira que la más cortante de las verdades.

Sabes que es mentira, preguntas de nuevo y te contestan lo mismo. Lo peor es que, de tanto repetirse a sí mismos su mentira, acaban creyéndolo.
No lo entiendo, ni creo que lo haga nunca. Perdemos oportunidades como idiotas, como si fueran infinitas o nosotros fuésemos inmortales.

Por mí no os preocupéis. Si algún día queréis mi opinión y tengo que deciros algo cierto pero cruel, os lo diré. Puede que al principio os enfadéis conmigo, que no me habléis y penséis que soy lo peor, pero a la larga me lo agradeceréis. Ya me ha pasado.

Si no queréis que sea sincera, no preguntéis. Buscad a un mentiroso, no os costará demasiado.


Eme*

No hay comentarios:

Publicar un comentario