domingo, 26 de enero de 2014

Quedarse con un hombre.

No elijas al tipo que está apoyado en la barra, que te guiñará un ojo si lo miras, que con un par de frases hechas te convencerá de que lo invites a casa, que empezará a desnudarte antes de que hayas abierto la puerta y se habrá marchado justo después de conseguir lo que quería, sin darte tiempo a suspirar y abrir los ojos. Y allí te quedarás, desnuda, helada y sola.

Escoge, en cambio, a aquel que no para de reírse esté con quien esté, que aparta azorado la mirada al darse cuenta de que tú también lo estás mirando, que intentará buscar en ti una mente intrigante que explorar mediante una conversación en vez de un simple cuerpo, que se sentirá afortunado cuando lo invites a subir a casa, que se demorará en pasar de los besos y los susurros a los botones de tu pantalón, que te quitará la ropa de tal forma que no te darás ni cuenta, que suspirará contigo y dormirá toda la noche abrazado a ti. Y allí estarás, vestida con un cuerpo cálido al que acabas de amar.

Quédate con un hombre que disfrute vistiéndote, que te vea más linda con ropa que sin ella.
Quédate con un hombre que valore más tus abrazos que tus besos.
Quédate con un hombre que prefiera el olor de tu piel antes que su tacto.

Si no, no te quedes con ninguno.


Eme*

No hay comentarios:

Publicar un comentario