No me gustan los días nublados. Las nubes hacen que todo se vea demasiado triste, oscuro y gris.
Solamente hay un momento en ellos que merece la pena.
Cuando los bordes de sus -aparentemente- delicadas figuras se iluminan. Es una luz brillante, casi mágica.
Siempre que ocurre me paro a observar la positividad del sol.
-Sigo estando aquí aunque no puedas verme -dice.
Cuántas cosas son capaces de ñublar nuestra sonrisa porque creemos que nos han abandonado.
Eme*
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