miércoles, 5 de febrero de 2014

Besos.

Me parece algo sumamente curioso cómo tengo guardados una serie de recuerdos bajo la etiqueta que reza: besos.

Gran parte del espacio que tienen dedicado en mi mente, lo ocupan los besos entre dos pares de labios. Son muchos, todos muy diferentes, pero ninguno malo.

Hay primeros besos, besos tímidos, besos esperados, besos buscados, besos robados, besos inesperados, besos que se equivocaron de destino, besos inoportunos, besos de haber echado de menos, besos de 'te voy a echar de menos', besos de 'cállate y bésame', besos suaves, besos duros, besos salados, besos dulces, besos amargos, besos tan leves que no parecen ni besos, besos que te quitan la respiración, besos en los que las lenguas se enredan, besos en los que chocan los dientes, besos que te dan risa, besos con chicos, besos con chicas, besos que no acaban, besos que se acabaron demasiado pronto, últimos besos que nunca pensaste que fueran a serlo, besos de puntillas, besos de pie, besos sentados, besos tumbados, besos vestidos, besos desnudos, besos dentro de un coche, besos debajo del agua, besos debajo de las sábanas, besos mientras hablas, besos urgentes, besos con ritmo de balada interminable, besos que vienen seguidos de más.

Últimamente dedico mucho tiempo a pensar en todos los besos que he dado, en darme cuenta de que, si mientras los recuerdo cierro los ojos, mis labios todavía pueden sentirse como si estuviesen siendo besados.

Recuerdo los besos que hasta ahora he dado y recibido. Pero, ¿y las personas con quienes los compartí?

Algún día me gustaría que me contaran cómo recuerdan mis besos.



Eme*