jueves, 19 de diciembre de 2013

Querer a una piedra.

He aprendido en tres meses a estar sola, a intentar no depender del afecto de alguien, a tener suficiente con mi amor propio.

Aprendí a tener en cuenta una parte de mí misma que nunca antes me había planteado. Gané confianza, seguridad en mí misma, decisión, coraje... Luego tropecé y parece que del golpe todo eso se ha salido de mis bolsillos.

Le echaría la culpa a la piedra que me hizo caer, pero, en vez de eso, le he tomado infinito cariño.


Eme*

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